jueves, 8 de septiembre de 2011
Anoche vi: "Midnight in Paris" (2011)
El primer film de Woody Allen que me quitó el aliento, que me hizo viajar desde mi habitación e hizo complot con mis complejidades y habituales neurosis fue "Manhattan"(1979), película que hoy en día utilizo habitualmente para dar clases de audiovisual, historia que puedo sentarme a ver y revivir cualquier día de la semana nuevamente.
Así me sentí al momento que comenzó "Midnight in Paris", el intro de ambas es majestuoso y épico (y no el "épico" que tanto se utiliza ahora con cualquier banalidad), son sutiles odas a estas ciudades. El amor de Woody por Manhattan, su ciudad, es innegable y palpable en sus filmes; Woody me enseño quien era del Bronx, Queens o Manhattan, como eran, como sentían y que los distinguía.
Esto mismo veo en "Midnight in Paris", y que dichosos somos que Woody decidió expresar su amor, respeto y nostalgia que reside en el sobre esta hermosa cuidad, su historia y su gente.
La elección de Owen Wilson como Gil, nuestro protagonista, a diferencia de muchos que me han comentado que ha sido un mal casting, me parece que ha hecho un muy buen trabajo, yo hace tiempo que no me dejo envolver en el limbo de Hollywood, ese limbo que estanca a los actores y actrices en un tipo de rol o película.
Sus inseguridades, miedos y virtudes fueron proyectados de esa manera que ocurren en un film de W. Allen.Si es cierto que los protagonistas en sus filmes son una proyección del mismo Allen, pues Wilson hizo un muy buen trabajo.
El tema de la inconformidad, el no estar en el presente y siempre añorar aquello que fue o más aún imaginar como eran las cosas en tiempos que ni siquiera estuvimos, es algo que me habla al oído, puesto que me declaro muy afín con la nostalgia, con eso de como eran las cosas, el feelin' de back in the day. Me veo escribiendo sobre esto mismo muchas veces.
Las películas son de quien las ve. Pero más que nada, son de quien somos en ese momento, de como nos sentimos ese día, por esto es que algunos filmes nos llaman a verlos nuevamente con el pasar de los años. Esta en específico llega a mi en un momento de tanta decepción e incertidumbre de mi ciudad natal, en una etapa donde me encuentro haciendo eso mismo de recordar mucho las cosas bellas de Santo Domingo que ya no están.
Gil se topa con sus héroes, con lo que para el significa la cúspide de todo lo que es genial, brillante e importante; por momentos fui Gil, viendo a todos ellos en total asombro.
No fue necesario ni un solo efecto especial para este film que viaja del 2011 a los 1920's, tampoco fue necesario buscar actores idénticos a estas personas tan conocidas de la historia, solo acting y la forma en que fueron encarnados, esa forma como W. Allen los imagina que eran.
Como muchas veces Allen hace dos cosas: se burla de los intelectuales y hay una mujer desesperante que drena nuestro protagonista, al parecer esta dama nunca se calla y todo lo que dice es superficial y simplemente annoying. Siempre he disfrutado y compartido con sus películas eso de ridiculizar los pseudointelectuales o los intelectuales arrogantes/pedantes, creo que son clave en nuestras decadentes sociedades.
Mi mayor sorpresa de este film fue Rachel McAdams (Inez) la prometida de Gil. Quise ahorcarla de comienzo a fin. Excelente!
Gil se da copas con Scott and Zelda Fitzgerald hasta Dalí (un muy cómico Adrien Brody), Gertrude Stein le corrige su novela y hace buena amistad con Hemingway. That's what I call a trip.
W. Allen termina llevando a Paris a todo el que ve este film, haya visitado esta ciudad o no. Y amigos, eso no es nada fácil de hacer.
Si es cierto que no podemos vivir en el presente (cada segundo pasa y ya es algo que fue), no es saludable "vivir en el pasado"y solo hacer planes futuros es perder el tiempo, qué podemos hacer?
Ya se, ver "Midnight in Paris" y existir en un film majestuoso. Que Gil tenga esa nostalgia y dolor por nosotros. Just for 90 minutes.
Cheers al maestro Allen. Gracias nuevamente.
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1 comentario:
Yo vi esa película tres veces. La primera vez la vi porque soy fan de París, y porque los amigos que ya la habían visto me decían que yo TENIA que verla y quería quitármelos de encima. La otras dos veces la vi porque tenían razón al sentir que la peli se parecía a mi de alguna manera. La primera vez que vi MIDNIGHT IN PARIS se abrió de golpe ese cajón existencial en que guardo los sentimientos más peligrosos para mi salud mental, esos que atentan contra mi felicidad y las ganas de no pensar en lo jodido que esta el mundo y lo mierda que es mi vida: el cajón de la nostalgia. Porque quizás, antes en alguna vida pasada -y aún sin toallas sanitarias desechables- fui feliz, o más feliz y útil que ahora.
¿Cuántas veces soñé con visitar a Frida Kahlo en 1930 en México y sentarnos a hablar horas muertas sobre pintura y hombres, y pintar, y ponernos vestidos, huipiles, faldas y rebozos mexicanos y guatemaltecos, comer y beber. ¿O ir a Studio 54 en Nueva York y sentarme en un sofá junto a Truman Capote, Rudolf Nureyev, Liza Minnelli, Basquiat, Warhol..? ¿Y cuántas veces soñé con conocer a Freddie Mercury en algún momento de su accidentado paso por este mundo, y escuchar ópera o conversar de arte japonés? Incalculables y aún lo sueño. Aún sueño con conocer a Edith Piaf y Jean Cocteau, hacer las locuras más locas con ese par de geniazos del arte de antes. Ese arte que ya no existe, con sabor a Absynth, a opiáceas, a canciones de amor, a mala vida.
¿Te imaginas simplemente regresar a las Navidades de la infancia y volver a compartir con familiares y amigos que muertos o alejados ya no tenemos al lado nuestro? Un éxito. Ojalá yo supiera escribir guiones, me encantaría poder traer lo que fue a lo que es, como hizo Woody, y también hacer que todos conozcan a la gente que más admiro, los culpables de que -para bien o para mal- hoy yo sea quién soy.
No conozco a nadie más nostálgica que yo y siento que Woody Allen hace tiempo que habla mi mismo idioma, ni inglés o español, el de verdad: el miedo a la muerte, miedo a estar solo, amor por el arte y la nostalgia.
Yo vi MIDNIGHT IN PARIS tres veces y fue mi película favorita de 2011, porque habló de mí. Con lo poco que me conozco sé que soy mitad Gil Pender, mitad Adriana, y cero Inés. Me gusta, ME ENCANTA caminar bajo la lluvia suave de otoño y primavera, aunque haga frío. Y dejaría de dormir -y mira que amo dormir- por hacer mis nostálgicos sueños realidad.
Un abrazo, amigo Jorgy. Besito también.
(leyendo este comentario se me antoja convertirlo en un post en mi blog, pero será más tarde. Mientras tanto comento en tu acertada crítica)
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